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miércoles, 18 de febrero de 2009

México no quiere tratos con Odyssey

EUGENIO RIVERA
MÉXICO
Miércoles, 18-02-09

El Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) ha rechazado dos peticiones de la empresa estadounidense Odyssey Marine para tratar de localizar el galeón Nuestra Señora del Juncal, que se hundió en aguas del Golfo de México en 1631.
La coordinadora de Asuntos Jurídicos del INAH, María Villarreal, explicó en un comunicado que los «proyectos presentados por la compañía (con sede en Tampa, Estados Unidos) no cumplen con los requisitos que establecen las disposiciones reglamentarias para la investigación arqueológica en México».
El célebre galeón partió junto a otras dieciocho embarcaciones de la Villa Rica de la Veracruz el 14 de octubre de 1631 y presumiblemente una poderosa tormenta hundió a la mayor parte de ellas, en una jornada trágica para los navegantes.
Desde entonces la embarcación reposa en algún punto de la zona conocida como Sonda de Campeche y «siempre ha estado en la mira de los cazadores de tesoros», detalla el INAH.
En 2006 y 2008 Odyssey Marine contactó a las secretarías (Ministerios) de Educación y Marina de México buscando apoyos en la búsqueda del pecio, pero según la experta del INAH ambas fueron rechazadas porque la compañía «no tiene propósitos de investigación ni cuenta con el aval de arqueólogos o de una institución académica de reconocido prestigio, condiciones sin las cuales es imposible autorizar este tipo de iniciativas».
La rotundidad de la respuesta no causa sorpresa ya que México se mantiene desde fines de los años setenta firme en negar este tipo de solicitudes.
La subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH, Pilar Luna, señala en el mismo comunicado que en las últimas tres décadas la institución «ha negado múltiples solicitudes (más de una treintena) de nacionales y extranjeros, para explotar estos barcos que se hallan sumergidos en aguas mexicanas».
Peticiones descabelladas
«Todas las peticiones, algunas descabelladas y otras muy bien formuladas, conllevan la intención de recuperar estas embarcaciones que tienen cargamentos importantes en términos económicos (oro, plata y piedras preciosas), alegando que eso no es histórico. Se trata de un error de concepción», agrega la especialista.
Además la experta recuerda que «un navío es una cápsula de tiempo y todo lo que contiene es material histórico y arqueológico», que debe ser preservado, indica Luna.
Con la decisión el INAH «reitera su compromiso con la defensa del patrimonio cultural sumergido de México» y es congruente con la Convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, ratificada por este país en 2006, y con las leyes mexicanas.
«Aunque la convención no la han firmado más allá de 22 países, más de cien naciones aceptan el respeto de estas reglas que incluyen la protección in situ de cada naufragio o sitio, siempre que sea posible; y la prohibición del uso comercial del patrimonio cultural subacuático», concluyó Luna.

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